miércoles, agosto 25, 2004

Ya queda menos...

Hoy es miércoles (vivan las obviedades). Pasado mañana, es viernes, el esperado día de la operación. Querría decir que no, pero estoy muy nerviosa. Pensaba que los días iban a pasar largos y no debía de preocuparme, pero después de un fin de semana en Granada, visitando grandes amigos y charlando con viejas amistades, he vuelto, y los días corren sin pensarlo dos veces. No he salido de casa desde que llegué, debido a un incesante dolor que ha nacido en la parte baja de la espalda y que ahora se extiende, subiendo mi torcida columna vertebral. Una mezcla de nervios y calambres me atosigan, me hacen temblar las manos y las rodillas las tengo de gelatina. Pierdo pelos a mechones. Siento que una gran tensión se apodera de mí, y no consigo huir de ella.
Esta operación va a marcar un hito en la historia de mi vida. Parece una tontería, una operación ocular sin importancia, pero que marcará un próximo comienzo, un mundo diferente, mismos ojos pero diferente perspectiva. Es muy importante para mí, y llevo deseándolo mucho tiempo, pero ahora que la hora ha llegado, mi cuerpo se rebela.
En dos días todas estas cosas pasarán, como el tiempo que se escapa entre las manos. El día pasará, tendré ojos nuevos y todos los nervios los tiraré por el retrete. Seré una chica nueva y feliz, y seguiré mi vida tan normal. Pero estos dos días tendré que permitirle a mi cuerpo que se agarrote hasta el final.
Y probablemente cuando el día pase, no pueda coger el ordenador. Ya sabéis, pupilas sensibles y todo eso. Prefiero no arriesgarme. Aprovecharé hasta ese momento.
Deseadme suerte.


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