La prenda empapada en perfume
Ya me he quedado sola, con todas las consecuencias que eso conlleva. Conmigo, con mis pensamientos, con mis paranoias. Supongo que esta visita a Marbella no me traerá tantos dolores de cabeza como suele, porque espero varias cosas que van a pasar con mucho entusiasmo. No sé por qué, el estar en mi tierra natal me sumerge en un estado de autoevaluación, de intento de mejora, como si fuera el scandisk de mi cpu interna. Me queda inmersa en las profundidades de mí misma, que a veces nadie me puede sacar. Pero esta vez no está siendo nada duro, ha estado Yuu aquí conmigo unos 9 días, y todo es distinto. La casa, la cama huele a él. Tengo una prenda cedida suya empapada en su perfume. Arrullarla en mi hombro me trae su recuerdo, lejano como las montañas y tan cercano como el mar. Estoy sola, pero ya no lo siento tanto. Soy más consciente de los que hay a mi alrededor, esas personas de mi familia a las que tanto quiero, aunque no lo demuestre a veces. Y cuando necesito una presencia más masculina, más Yuu, no tengo más que tumbarme un ratito y arrullar la prenda empapada en perfume. Un anillo, un libro, una prenda, y todo su amor completamente. Me siento rebosante. Ya no tengo ese sentimiento de antes, que siempre que venía estaba vacía. Ahora sí que puedo disfrutar de mi estancia aquí.
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