miércoles, julio 21, 2004

Un fin de semana granadino

Este fin de semana ha sido genial, hacía mucho tiempo que no me reía como me he reído. Viernes, dormí en casa de mi paladín, que amablemente me cedió un cuarto. Pero antes de dormir nos fuimos de marcha, aunque solo fuimos 4. Luego se juntaron amigos de ellos que yo no conocía, y uno de ellos se tragó el gusano del tequila (sí, me dejó muy afectada). El sábado... por la mañana tranquilo, mi hermano ya ha cerrado el contrato del piso y vivirá con mi cuñada y mi paladín. El piso, mucho mejor que el del año pasado. Amplio, muy apto para frikezas. Una bonita cocina y un baño muy limpio. Y los caseros parecen muy buena gente. Parecen haber triunfado.
El sábado por la tarde hubo conferencias. La primera me gustó, aunque hubo mucha gente que piensa lo contrario. La mesa redonda fue interesante porque hablamos todos.
Y luego al hotel para cambiarse de ropa. Una cama de matrimonio para las dos  (dormí con la peque). El hotel repleto de extranjeros que nos miraban con caras sorprendidas. Y una cena de gala, íntima por lo pocos que éramos, todos con nuestros mejores trajes, bendiciendo, riendo y comiendo (aunque la última parte fue la peor, no importa). Muchos se fueron, desgraciadamente, porque solo 5 de nosotros dormíamos en el hotel, y nos quedamos hablando hasta tarde, y luego en la habitación con la peque también hablando hasta altas horas de la madrugada.
El domingo fue largo. Buffet libre y fantástico en el hotel, luego a invadir la casa de mi querido paladín, pizzas para comer y la pachorra que amenazó romper nuestros planes. Pero nos sobrepusimos y estuvimos en el salón con un retoño del árbol blanco. Los dos coches nos fuimos a Cumbres Verdes (6 en cada coche) y cumplimos los planes, la plantación del árbol blanco y el rol en vivo. Genial, Númenor dos horas antes de hundirse, con Ar-Pharazôn y Elendil. Yo hice de mujer de Elendil, Ar-Tadebuena, y me divertí mucho, la verdad, porque tenía el mejor poder del juego: ira, la única que podía desconvocar a Sauron. Tras el hundimiento de la isla, nos volvimos a granada, a casa de mi paladín de nuevo, y vimos Ali G y comimos panchitos. ¿Y luego? Pues el autobús de vuelta, deseando volver a ver a todos los guardianes, pero contenta de estar de nuevo en casa y ver de nuevo a mi Yuu, que ojalá me hubiera acompañado.
Muchas reflexiones acudieron a mí en el viaje de vuelta, algunas de las cuales no compartiré aquí. Pero me pregunto... ¿Cómo decir no cuando debes decirlo aunque en realidad no quieres decirlo pero es lo más correcto? ¿Cómo evitar que te obliguen a hacer lo que no quieres aunque no te importara hacerlo? Mmmm


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