Líos de médicos

Cada día la actuación de los médicos me da más risa, o al menos la actuación de mi médico de cabecera. Llevaba por lo menos un mes con un dolor horrible de oídos, como ya dije hace algún tiempo. Lo notaba taponado al principio, y luego me daban ataques de vértigo, tras lo cual me decidí a ir al médico. Ella, toda tranquila, me dice que probablemente tenga una otitis, así que me manda antibióticos. Lo único que hicieron fueron taponarme aún más el oído, y claro, sorda perdida todo el día.
Fui otra vez y me dio un volante para el otorrino de urgencias de La Paz. Él me dijo que ni otitis ni leches, que simplemente tenía un tapón de cera de campeonato. Pero todo tranquilo me dice que él no me lo puede extraer, porque la cera está muy dura, así que me receta unas gotas y me manda a casa para que siga con el tratamiento por la doctora de cabecera.
Por cierto, las gotas que me mandaron es casi como si me echara aguarrás, como hoy le decía a mi padre. Papá, para que me creas, mira:
Composición por 10 ml:
Esencia de trementina (!!! ¿No es eso aguarrás?)
Aceite de ricino
33 % de etanol
Bueno, y alguna que otra cosa más. No sé a vosotros, pero me parece una guarrada meterme eso por el oído. Se supone que eso disolvía el tapón y lo hacía más blando, así que me aguanté el escozor que produce y pedí cita a la doctora.
En la consulta, me dice que no puede extraerme el tapón en una consulta normal, así que tiene que darme cita para el día siguiente (que fue este viernes) para quitármelo a otra hora. Yo obediente le hago caso y al día siguiente voy a que me lo quiten.
Tras seis jeringuillas del tamaño de mi antebrazo con agua a presión por mi oreja, parece que salió un pequeño trozo, tras lo cual la doctora dijo que no me podía extraer más y que volviera hoy (¬¬). Además, por el rozamiento con la jeringa en el oído me había arrancado la piel del conducto (que bruta).
En fin, ya por fin hoy, que más o menos oigo bien, llego a la consulta y me hace la otoscopia. Y tal y como me mira, me dice: no tienes tapón, se te habrá caído en la ducha o durmiendo. Y ale, a casita.
Cada día me río más de los médicos. No puedo hacer otra cosa.