lunes, diciembre 13, 2004

Las cinco del viernes

Aquí están las cinco del viernes, muy curiosos:

¿Donde están los lazos de colores en las zapatillas?
Creo que no he llevado de esos, la fase hortera la estoy pasando ahora y aún no he llegado a eso. Los colorines, los prefiero en las medias y calcetines.

¿Cuanto hace que no sueñas con descubrir un tesoro?
Yo, siempre. Ojalá me encontrara uno por ahí.

¿De donde has sacado el miedo a que todo cambie?
Creo que no tengo miedo a que las cosas cambien. Si han de venir cambios, bienvenidos sean, siempre que sean buenos. Y si no, algo se podrá aprender de ellos. Siempre.

¿Cuando te volviste árbol y echaste raíces?
A veces pienso que aún no me ha pasado tal cosa.

¿Cuando dejaste de cantar por la calle, y de saltar en los charcos, y
de correr, y de fumar a escondidas y de planear esas escapadas?
Algunas cosas, como lo de cantar por la calle (bajito, claro), aún lo hago. Lo demás, supongo que desde que estaba en el colegio.

¿Cuando empezaste a preferir el hotel al cielo raso?
Nunca he preferido tal cosa, me encanta el cielo.

¿Donde has dejado la rabia por las injusticias? ¿Cuanto hace que no
miras si tu desodorante protege la capa de ozono?
Pues, tonta de mí, nunca he sido demasiado cuidadosa con esas cosas, pero algunas cositas hago, pero es de ahora, no de antes.

¿Cuanto hace que pronuncias la frase: no se puede hacer nada? ¿
Donde la aprendiste?
Intento pronunciarla lo menos posible, porque tengo mucha esperanza en todas las cosas. Si alguien me enseñó a que algunas cosas no son posibles de cambiar, me lo enseñó Yuu.

¿Cuando te hiciste amiga de las normas los reglamentos?
Creo que siempre he sido de seguir las reglas. Bueno, a veces de pequeña alguna que otra cosa fuera de las normas sí que he hecho, pero me he sentido culpable en seguida.

¿Porque ya cuando cruzas el río no te paras en la mitad del puente y
escupes mientras formulas un deseo?
Jajaja. No suelo cruzar ríos diariamente. Lo más parecido a eso era cuando pasábamos por un puente de carretera y escupíamos a los coches, pero luego me di cuenta de que era una marranada y paré de hacerlo. De hecho, hace mucho tiempo que no escupo en público.


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