lunes, septiembre 13, 2004

Sucesos

Llevo mucho sin escribir, porque mi reinserción a la vida cotidiana ha sido sin cambios dignos de mención. Justo hoy ha pasado algo digno de contar, y ya muchos lo habréis leído en el blog de Yuu. Pero, aún así, quería contar mi versión particular.
A principios de semana, el lunes o el martes, estaba en la habitación con la ventana abierta y empecé a oler a basura (no yo, el ambiente, jeje). Me pareció muy raro y se lo conté a Yuu en cuanto vino de trabajar. Él me dio la razón, pero no llegamos a ninguna conclusión.
Seguía oliendo según pasaban los días. Yuu decía que era algún pájaro muerto, o alguna alcantarilla. Fuimos de "inspección" por la calle pero no vimos nada, ni olimos nada en la calle. Era en nuestro cuarto. Muy raro. Tampoco eran los cubos de basura.
Cuando pasan estas cosas, bueno, siempre te viene a la cabeza "aquí se ha muerto alguien", pero una no es tan macabra y aunque bromeáramos con el tema (si, muy mal, lo sé) no me lo acababa de creer del todo. Me decía a mí misma que alguno se habría ido de vacaciones dejando algo en la nevera y olía a eso. Inocente de mí.
El viernes y el sábado, aunque no lo dijéramos, teníamos la certeza. El olor se incrementaba. Ya debíamos cerrar las ventanas porque era insoportable. Yuu pensó que había sido el vecino de justo al lado, porque la mujer tiene Alzheimer y puede que al marido le hubiese pasado algo y ella, como está mal... Además no habían recogido los avisos del agua ni el correo. Yuu buscó el coche pero no lo encontró. Para nosotros todo era un enigma. Hoy, por fin, se ha resuelto.
Me llamó Yuu desde la cocina, y allí estaban los bomberos y la policía, intentando entrar en el segundo del bloque de al lado. Allí vivía un hombre esquizofrénico, con un perro. Solo. Los bomberos entraron por la ventana, y al abrir ésta, el olor se intensificó. Era horrible. Yo me quedé en la ventana de espectadora. Puede ser morboso, pero es algo que no ves todos los días, aunque sea desagradable, y pa enterarme de la historia por la chica del súper, pues prefiero enterarme bien yo. Además, había sido testigo durante una semana del mal olor, así que tenía derecho a enterarme bien.
Ya era obvio. El vecino se había muerto. No sabemos por qué, pero una semana el perro con el muerto, sin nada que comer... No quiero pensarlo. Se fueron los bomberos, llegó la policía judicial, lo típico. Luego la funeraria, bajaron el cadáver y se acabó.
Jamás había presenciado nada igual, y me gustaría no tener que repetirlo. Ahora, cuando pienso que toda la semana ha estado el vecino ahí, muerto, solo, oliendo, que nosotros sospechábamos y que no hicimos nada... Tan tranquilos... Se me pone la piel de gallina. Hoy, sospecho, tendré pesadillas. Menos mal que no conocía al vecino, si no supongo que habría sido mucho peor.


Auditado por contadorwap.com